Una joven llamada Meow Dalyn se convirtió en tendencia al revelar que se identifica como perro y que organiza su vida cotidiana bajo esa premisa. La noticia explotó en redes sociales durante los últimos días, generando un debate que mezcla curiosidad, desconcierto y hasta apoyo. Su caso se volvió viral porque rompe con lo convencional y pone sobre la mesa la discusión sobre los límites de la identidad y la libertad personal.
Meow, que se presenta con un nombre felino pero asegura ser un can, contó en entrevistas que duerme en una jaula, realiza sus necesidades al aire libre y recibe galletas para perros como premio cuando “se porta bien”. Sus declaraciones no pasaron desapercibidas: miles de seguidores la respaldan en plataformas digitales, mientras otros cuestionan el impacto de su estilo de vida. La polémica se armó principalmente en TikTok y Twitter, donde cada video suyo acumula miles de reproducciones y comentarios.
La reacción fue inmediata: algunos celebran su autenticidad y la ven como un símbolo de libertad extrema, mientras otros critican lo que consideran una exageración. El fenómeno refleja cómo las redes sociales amplifican estilos de vida poco comunes y los convierten en tema de conversación global.
