En un nuevo episodio que raya entre lo surreal y lo tragicómico, Nicolás Maduro decidió autoproclamarse ganador de un “Nobel de la Paz” inventado por él mismo. El galardón, bautizado como “Arquitecto de la Paz”, fue entregado en un acto con la Sociedad Bolivariana de Venezuela y, para sorpresa de nadie, el único premiado fue el propio mandatario. La escena ocurre apenas días después de que la líder opositora María Corina Machado recibiera en Oslo el verdadero Premio Nobel de la Paz, reconocimiento internacional a su lucha pacífica contra el régimen.
El contraste no podría ser más evidente: mientras Machado fue ovacionada en Noruega por su resistencia democrática y su llamado a una transición pacífica, Maduro se fabricó un premio casero para intentar opacar la noticia. Con frases grandilocuentes como “La paz será mi puerto, mi gloria”, el presidente venezolano buscó legitimar un reconocimiento que carece de cualquier aval internacional.
Como si fuera poco, Maduro acompañó la ceremonia con una canción “por la paz” escrita por él mismo, en la que incluso reta a Donald Trump a buscarlo en Miraflores. El gesto, lejos de transmitir serenidad, se percibe como una provocación en medio de las tensiones con Estados Unidos.
La autoproclamación de Maduro como “Arquitecto de la Paz” ha generado burlas y críticas en redes sociales, donde muchos lo acusan de vivir en una realidad paralela. Para la oposición, el gesto refleja la desesperación del régimen ante el impacto internacional que tuvo el Nobel de Machado, un premio que, a diferencia del invento chavista, sí tiene peso histórico y credibilidad.
