En redes sociales comenzó a circular un video que no tardó en volverse tema de conversación: un mototaxista aparece con un colchón amarrado a su espalda mientras pretende conducir por las calles. La escena, grabada en tono burlesco, muestra cómo este trabajador del día a día improvisa una forma de transporte poco común, generando risas en algunos y críticas en otros.
El protagonista es un hombre que, como muchos en barrios populares, recurre a la creatividad para resolver necesidades sin gastar de más. El hecho ocurrió en una zona urbana donde el mototaxi es parte del paisaje cotidiano. Mientras unos lo ven como una muestra de ingenio y resiliencia, otros cuestionan la seguridad y el riesgo que implica cargar un objeto tan grande de esa manera.
La polémica se armó precisamente por ese contraste: para algunos, el video refleja la realidad de quienes no cuentan con recursos y deben “rebuscárselas” como sea; para otros, es un ejemplo de imprudencia que pone en peligro tanto al conductor como a quienes circulan alrededor. Lo cierto es que la escena, más allá de lo graciosa o preocupante, expone una situación que se repite casi a diario en sectores donde la falta de dinero obliga a soluciones improvisadas.
