Áine Rose Hurst es una joven de 19 años que sufrió una extraña complicación médica vinculada al uso de anticonceptivos. Lo que parecía un tratamiento rutinario terminó convertido en una pesadilla.
Según el relato de su madre, la adolescente se desplomó de manera inesperada y fue trasladada de urgencia al hospital. Allí los médicos descubrieron una inflamación cerebral severa provocada por una trombosis poco común. Pese a los esfuerzos por estabilizarla, la joven falleció apenas dos días después, dejando a su familia y al país en estado de shock.
El dolor de cabeza que presentó la noche anterior fue interpretado como una simple resaca, pero en cuestión de horas se transformó en un cuadro irreversible.
El caso no solo expone la fragilidad de la vida, sino también la necesidad de revisar prácticas médicas que podrían estar poniendo en riesgo a miles de mujeres.
