En una reciente alocución, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, generó controversia al asegurar que no solo Venezuela estaría en la mira de una eventual intervención militar, sino también países donde, según él, existen fábricas de cocaína, entre ellos Colombia. Las declaraciones encendieron las alarmas en la región, pues el mandatario afirmó que “sabemos dónde están cada uno de los laboratorios” y que el ataque no sería aéreo, sino por tierra.
El anuncio ha sido interpretado como una advertencia directa hacia el gobierno colombiano, que históricamente ha enfrentado el flagelo del narcotráfico y sus consecuencias sociales y económicas. Aunque no se han dado detalles oficiales sobre planes concretos, las palabras de Trump reavivan el debate sobre la corresponsabilidad internacional en el consumo y producción de dr0gas, así como el papel de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico.
Analistas señalan que este nuevo episodio podría tensar aún más las relaciones bilaterales y abrir un escenario de incertidumbre en la región. Mientras tanto, se espera que las autoridades colombianas y organismos internacionales se pronuncien para aclarar el alcance de estas declaraciones y reforzar la necesidad de soluciones conjuntas que no pongan en riesgo la soberanía ni la estabilidad de los países involucrados.
