En las últimas horas circularon imágenes de un subfusil FN Herstal P90, un arma de origen belga calibre 5.7x28mm, en poder de las disidencias de las FARC. Este modelo, conocido por su capacidad de penetración y uso táctico en fuerzas especiales de distintos países, ahora hace parte del arsenal de los grupos armados ilegales en Colombia, lo que enciende nuevas alarmas sobre el poder de fuego que han venido acumulando.
El hallazgo se conoció en zonas de influencia guerrillera, donde las autoridades han advertido un preocupante incremento en el tráfico de armamento de alta gama. La aparición de esta clase de subfusiles no es común en los conflictos internos del país, lo que deja en evidencia la sofisticación del mercado negro de armas y las redes internacionales que abastecen a estas estructuras criminales.
La presencia de un arma como la P90 en manos de las disidencias refuerza los temores sobre la escalada del conflicto y la vulnerabilidad de las comunidades en los territorios donde estos grupos ejercen control. Analistas señalan que este hecho debería ser un campanazo de alerta para las autoridades, que enfrentan el reto de frenar el ingreso de armamento avanzado a organizaciones al margen de la ley, cuyo poderío sigue creciendo.