Un adiós doloroso terminó en una doble tragedia. Durante el funeral de David Beilicki, su padre, Norman White, de 61 años, se desplomó repentinamente mientras acompañaba el ataúd hacia la capilla del crematorio Teesside, en Middlesbrough, Inglaterra. Aunque no padecía enfermedades cardíacas, sufrió un paro cardiorrespiratorio que lo dejó sin vida en cuestión de minutos.
El hecho dejó en shock a familiares y amigos que asistían al sepelio. La hija de White, Chantelle, relató que al no verlo comenzó a preguntar por él hasta que supo que había sido trasladado a una ambulancia. Pese a los esfuerzos médicos, Norman no resistió. “Creo que murió por tener el corazón roto”, expresó entre lágrimas, subrayando el impacto del dolor que enfrentaba su padre en ese momento.
La noticia generó gran impacto en redes sociales, pues la familia perdió a padre e hijo con apenas minutos de diferencia. Beilicki había luchado durante años contra la adicción, un camino difícil que terminó por marcar a los suyos. La repentina partida de White, en pleno funeral, se convirtió en un recordatorio de la fuerza del duelo y cómo el dolor puede afectar hasta el corazón más fuerte.