La reciente misión independiente de la ONU sobre Venezuela lanzó una denuncia que al menos 220 niños, niñas y adolescentes fueron detenidos tras las elecciones presidenciales, muchos de ellos sometidos a torturas, abusos sexuales y desapariciones forzadas.
El informe señala que las autoridades no respetaron la edad ni el interés superior de los menores, y que algunos permanecieron incomunicados por días, víctimas de golpes, descargas eléctricas en genitales, asfixia con bolsas plásticas y violencia sexual. Incluso se documentaron casos de adolescentes que fueron obligados a tener relaciones sexuales a cambio de alimentos, productos de limpieza o llamadas telefónicas a sus familias.
Cuatro menores continúan detenidos en condiciones que la misión describió como “crueles, inhumanas y degradantes”, en celdas de aislamiento de apenas un metro cuadrado o suspendidos por las muñecas mientras eran golpeados.
La ONU expresó especial preocupación por la impunidad de los responsables, quienes siguen en sus cargos pese a la gravedad de las denuncias. Además, advirtió que estas prácticas no son casos aislados, sino un patrón sistemático de represión contra jóvenes opositores o percibidos como tales.