En medio de la creciente tensión entre Venezuela y Estados Unidos, los infantes de Marina venezolanos mantienen un estado de máxima alerta, armados con fusiles AK-103 y en constante preparación para defender el territorio nacional ante cualquier posible incursión militar extranjera. Esta postura refleja la determinación de las fuerzas armadas venezolanas, incluyendo milicianos y otros cuerpos de seguridad, que se preparan para enfrentar un posible ataque estadounidense, considerado inminente por las autoridades del país.
Hasta ahora, las acciones de la administración Trump se han centrado en el bloqueo y ataques a embarcaciones en el Mar Caribe que supuestamente transportan droga hacia Estados Unidos; hasta tres incidentes públicos han sido reportados en lo que va de estos meses. Sin embargo, la amenaza latente de una intervención directa mantiene en alerta a toda la estructura militar venezolana, que refuerza entrenamientos y patrullajes para responder de inmediato.
El escenario actual refleja un clima de tensión extremo, donde el enfrentamiento entre ambas potencias podría estallar en cualquier momento, mientras se multiplican los discursos belicistas y la política de sanciones. La militarización y el fortalecimiento en la defensa venezolana mantienen en vilo a la región, que observa con preocupación los movimientos estratégicos de ambos países.