El presidente Gustavo Petro ha generado desconcierto en la opinión pública con sus declaraciones sobre la economía nacional. En varios encuentros públicos, el mandatario aseguró que Colombia es “la cuarta mejor economía del mundo”, una afirmación que se sustenta en un ranking publicado por la revista británica The Economist.
Según la publicación, Colombia se ubicó en el cuarto lugar empatada con España dentro de las economías de la OCDE en 2025, gracias al crecimiento del PIB (3,4 % interanual), la mejora en el empleo y el buen desempeño del mercado bursátil.
La controversia se agudizó cuando, pese a este reconocimiento internacional, el Gobierno anunció la intención de declarar una emergencia económica para atender la crisis fiscal y social que atraviesa el país. Para críticos y analistas, la contradicción entre el discurso triunfalista y la realidad interna refleja un choque entre la narrativa política y los indicadores estructurales que aún muestran rezagos en pobreza, desigualdad y sostenibilidad fiscal.
En paralelo, Petro aseguró haber sido nominado a un “Nobel alternativo de economía”, ligado a propuestas de transformación frente al cambio climático y la desigualdad. Aunque el mandatario celebró la nominación como un reconocimiento a su modelo económico, el anuncio fue recibido con escepticismo, pues muchos consideran incoherente hablar de premios internacionales mientras se prepara una declaratoria de emergencia en el país.
Lo cierto es que el contraste entre la retórica presidencial y la realidad económica ha abierto un nuevo frente de debate sobre la credibilidad del Gobierno y el rumbo económico de Colombia.
