En estas fechas llenas de festividades y reuniones familiares, diciembre se convierte en un mes de alegría, pero también de retos para la convivencia ciudadana. Las celebraciones, los viajes y los encuentros sociales suelen traer consigo excesos que pueden terminar en dolores de cabeza para las familias y las autoridades.
Por ello, es fundamental que cada ciudadano asuma una postura responsable: cuidar de sí mismo y de los suyos, evitar comportamientos que pongan en riesgo la tranquilidad y recordar que la Navidad y el Año Nuevo son momentos para compartir en paz. Mantener la compostura no significa restarle emoción a las fiestas, sino garantizar que la alegría no se convierta en problemas.
La invitación es clara: celebremos con respeto, moderación y conciencia. Que diciembre sea un mes de unión y no de conflictos, de abrazos y no de discusiones, de recuerdos felices y no de incidentes lamentables. La verdadera magia de estas fechas está en disfrutar con responsabilidad, para que cada familia viva unas fiestas completas, seguras y llenas de amor.
