La final de la Liga BetPlay II-2025 dejó más que goles: dejó polémica. Tolima, que nunca había sufrido un golpe tan duro, terminó cayendo 3-0 en el Metropolitano y luego rematado en Ibagué. La estrategia fue el detonante: el equipo pijao salió a atacar y Junior, contra todo pronóstico, se encerró atrás para contragolpear con precisión.
Faustino Asprilla lo dijo sin rodeos: “El partido se jugó al revés”. Para el exfutbolista, Tolima debió esperar y salir en velocidad, pero terminó regalando espacios que Junior aprovechó con Enamorado, quien marcó dos goles idénticos que dejaron en evidencia la fragilidad defensiva.
Mientras Barranquilla celebraba con euforia la estrella número 11, la prensa nacional no ocultó su incomodidad. Muchos analistas cuestionaron el planteamiento de Tolima y minimizaron el mérito del tiburón, como si el título doliera más allá de la cancha. Esa narrativa encendió aún más el orgullo rojiblanco.
Junior, dirigido por Alfredo Arias, mostró jerarquía y pragmatismo: resistió, golpeó en el momento justo y cerró la serie con autoridad. El resultado fue fiesta en Barranquilla y molestia en los micrófonos, demostrando que el tiburón no solo muerde en la cancha, también en el orgullo de quienes nunca creyeron en él.
