Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín, fue visto en una fiesta con sombrero vueltiao, un trago de whisky en la mano y cantando, en una escena que rápidamente se viralizó en redes sociales. Aunque algunos lo interpretaron como un gesto de cercanía y espontaneidad, la mayoría de comentarios se centraron en las críticas hacia el mandatario, cuestionando que se muestre celebrando en medio de los graves problemas de seguridad que atraviesa la ciudad.
Medellín enfrenta actualmente un aumento en los homicidios, extorsiones y presencia de bandas criminales en varias comunas, lo que ha generado preocupación entre la ciudadanía. En ese contexto, la imagen de Gutiérrez disfrutando de una fiesta fue vista por muchos como una desconexión con la realidad de la ciudad. Analistas locales señalan que el episodio podría afectar su imagen pública, pues se percibe como un contraste entre la celebración personal y la crisis institucional.
El hecho ha abierto un debate sobre el rol de los líderes políticos y la responsabilidad de mantener una postura acorde con los desafíos de sus territorios. Mientras Gutiérrez defiende su estilo cercano y humano, las críticas apuntan a que Medellín necesita un alcalde enfocado en enfrentar la inseguridad y no en protagonizar escenas festivas que, aunque anecdóticas, terminan siendo interpretadas como falta de compromiso frente a los problemas de la ciudad.
