El Cúcuta Deportivo volvió a la primera división tras una final de infarto que se definió desde el punto penal. El cuadro motilón venció al Real Cundinamarca en una tanda dramática que terminó 3-2, luego de un empate global 2-2.
Las calles de Cúcuta se llenaron de caravanas, motocicletas y vehículos adornados con banderas rojas y negras. La pólvora iluminó la noche y la música retumbó en cada esquina, mientras los hinchas celebraban un ascenso esperado por más de tres años. La alegría, sin embargo, se mezcló con tensión cuando varios aficionados invadieron la cancha para intentar agredir a Augusto Cadena, máximo accionista del club, quien tuvo que escapar protegido por la Policía.
El triunfo no solo devolvió la ilusión deportiva, también reactivó la economía local. Comerciantes reportaron ventas masivas de camisetas, gorras y banderas, mientras hoteles y bares vivieron una ocupación inédita.
La mezcla de fiesta, violencia y descontrol convirtió la celebración en un espectáculo viral que ya circula en redes sociales. El Cúcuta Deportivo volvió a la A, pero lo hizo con un ascenso marcado por la pasión desbordada y el caos que acompañó la gloria.
