En la vereda Las Cazuelas, municipio de Cereté, una adolescente que anhelaba celebrar sus 15 años con un vestido amarillo y un vals recibió la sorpresa de su vida. Lo que parecía un sueño imposible se transformó en una noche mágica gracias a la solidaridad de la Policía Metropolitana de Montería, que decidió cumplir su deseo más íntimo.
La iniciativa, impulsada por el subintendente Carlos Mario Blanco, movilizó a sus compañeros para reunir recursos y detalles que hicieran de la celebración un recuerdo inolvidable. Aunque Blanco no pudo estar presente por motivos de salud, su legado inspiró a los uniformados a seguir adelante con el plan y honrar su espíritu de servicio.
El coronel Héctor Ruiz Arias encabezó la entrega del vestido, la música y la compañía que hicieron vibrar la humilde vivienda con alegría y emoción. Cada sonrisa y cada aplauso se convirtieron en testimonio de que el uniforme policial también puede ser símbolo de humanidad y cercanía con la comunidad.
La noche terminó como un homenaje doble: a la joven que cumplió su sueño y al subintendente que lo sembró. Entre vals, lágrimas y gratitud, quedó claro que servir no solo significa proteger, sino también transformar vidas con gestos que nacen del corazón.
