Un informe revelado por Reuters destapó los planes del gobierno de Nicolás Maduro frente a un eventual ataque militar de Estados Unidos. Según fuentes con acceso a documentos de las Fuerzas Armadas venezolanas, el régimen estaría diseñando una estrategia de “resistencia prolongada” basada en células guerrilleras distribuidas en más de 280 puntos del país, junto a un plan denominado “anarquismo”, que busca sembrar caos en Caracas mediante inteligencia y grupos armados afines al chavismo.
El reporte señala que la apuesta de Maduro responde al deterioro de las capacidades militares del país: salarios bajos, falta de entrenamiento y equipos obsoletos hacen inviable una guerra convencional. Por eso, la idea sería recurrir a tácticas de sabotaje y desorden urbano para complicar cualquier intento de ocupación extranjera. Fuentes cercanas al gobierno reconocen que “no durarían ni dos horas” en un enfrentamiento directo contra Estados Unidos, lo que explica el giro hacia métodos de bajo costo y alta dispersión.
En medio de esta realidad, Venezuela exhibe públicamente armamento ruso antiguo y misiles portátiles como muestra de fuerza, aunque analistas advierten que el verdadero mensaje es otro: la capacidad de generar caos durante una transición. Con un aparato militar debilitado y crecientes riesgos de deserción, el régimen apuesta por la guerrilla y la anarquía como último recurso para sostenerse frente a un escenario de intervención.
