Durante un discurso en la Plaza de Bolívar el pasado 24 de octubre, el presidente Gustavo Petro lanzó fuertes señalamientos contra la precandidata presidencial Vicky Dávila, acusándola de hacer parte de una “cofradía” junto al exfiscal Francisco Barbosa y de tener vínculos con lo que llamó “la junta del narcotráfico”. Las palabras del mandatario, pronunciadas en pleno centro de Bogotá, desataron una tormenta política.
La respuesta de Dávila fue inmediata y contundente. A través de sus redes sociales, lo acusó de incitar a la violencia en su contra y lo responsabilizó públicamente por cualquier atentado que pudiera sufrir. “Petro, infame. Lo que quiere es que me maten como a Miguel Uribe”, escribió, dejando claro que considera sus palabras como una amenaza directa. Además, lo tildó de mentiroso y le recordó que, según el presidente Trump, él es quien está señalado por vínculos con el narcotráfico y figura en la Lista Clinton.
Mientras Petro busca respaldo popular para su proyecto de Asamblea Constituyente, sus opositores lo acusan de usar el poder para perseguir a quienes lo contradicen.