Angie Rodríguez, directora del Departamento Administrativo de la Presidencia, abrió su alma en una entrevista con Semana y contó cómo su vida dio un giro total desde que trabaja junto al presidente Gustavo Petro. “Soy una hija del sur de Bogotá”, dijo con orgullo, al recordar sus raíces en estrato 2 y el esfuerzo que le tomó abrirse camino desde un colegio público hasta convertirse en una de las funcionarias más cercanas al mandatario. Su historia, marcada por sacrificios personales y jornadas extenuantes, refleja el peso emocional de servir desde el poder.
Rodríguez relató que su llegada al Gobierno fue inesperada. En medio de una charla con la senadora Laura Fortich, recibió una llamada directa del presidente que la llevó a presentarse en la Casa de Nariño sin saber qué venía. Desde entonces, su rutina cambió por completo: “Ya casi no duermo”, confesó. El cargo le exige tiempo, entrega y una fortaleza emocional que, según ella, no siempre es fácil sostener. “A veces duro horas llorando”, dijo, al referirse al impacto de haber dejado su barrio por razones de seguridad y a la presión de ver cómo algunos funcionarios traicionan la confianza presidencial.
A pesar de todo, Angie asegura que no ha perdido su esencia. Rechazó mudarse a zonas de estrato alto porque no se siente parte de ese mundo y reafirmó que sigue siendo la misma mujer que soñaba con servir a Colombia. En la entrevista, también expresó respeto por figuras como Armando Benedetti y aclaró que no tiene diferencias con Alfredo Saade.