Mateo, un niño de 11 años, que entró caminando a una resonancia magnética y se lo devolvieron sin vida a su mamá

Mateo Andrés Brieva Arellano, un niño de 11 años, falleció en la madrugada del lunes 6 de octubre tras permanecer casi dos meses en estado de coma inducido en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Casa del Niño, en Cartagena. El menor había ingresado el pasado 6 de agosto a la Clínica Buenos Aires para realizarse una resonancia magnética, procedimiento que requería anestesia general. Durante la intervención, Mateo sufrió un paro cardiorrespiratorio que lo dejó en coma profundo.

Desde entonces, la madre del menor, permaneció junto a él día y noche, aferrada a la esperanza de que su hijo despertara. Según versiones preliminares, el procedimiento se habría realizado sin complicaciones previas, pero el uso de anestesia habría desencadenado una reacción adversa que aún no ha sido plenamente esclarecida. La familia exige una investigación rigurosa para determinar si hubo fallas médicas, negligencia o una condición preexistente no detectada.

El caso ha generado conmoción en Cartagena y en redes sociales, donde cientos de usuarios se han solidarizado con la madre y han pedido claridad sobre lo ocurrido. Aunque la clínica no ha emitido un comunicado oficial detallado, se presume que el procedimiento fue realizado bajo protocolo, por lo que será la Fiscalía quien determine si hubo responsabilidad médica. La historia de Mateo revive el debate sobre los riesgos anestésicos en menores y la necesidad de reforzar los controles en procedimientos ambulatorios.