En 2020, en Filipinas, una niña de 11 años llamada Rhea Bullos se robó el corazón de miles al competir en pruebas de atletismo sin zapatillas. Como sus padres no podían comprarlas, Rhea improvisó; envolvió sus pies con vendas y les dibujó el logo de Nike con marcador. Con esa solución casera, ganó tres medallas de oro en los 400, 800 y 1.500 metros en competencias regionales.
La imagen de Rhea cruzando la meta con sus “zapatillas” hechas a mano dio la vuelta al mundo. Su gesto no solo mostró creatividad, sino una determinación que muchos adultos envidiarían. “Sueño con representar a Filipinas”, dijo en ese momento, y su frase quedó grabada como símbolo de esperanza. La hazaña fue tan poderosa que una reconocida marca deportiva decidió regalarle zapatillas reales, reconociendo su esfuerzo y talento.
Hoy, cinco años después, su historia sigue circulando como ejemplo de superación. Rhea no solo corrió por una medalla, corrió por sus sueños, por su país y por todos los niños que luchan con lo que tienen.