La reciente reunión entre Vicky Dávila y el expresidente Álvaro Uribe ha encendido las alarmas dentro del espectro político de derecha. Aunque el Centro Democrático expresó “respeto por su candidatura independiente”, el encuentro dejó entrever posibles movimientos estratégicos para enfrentar lo que llaman “el desafío de la continuidad neocomunista” en las próximas elecciones.
Dávila, quien ha tenido roces públicos con figuras como Abelardo de la Espriella también de derecha, parece estar trazando su propio camino político, pero sin cerrar la puerta a alianzas. La conversación giró en torno a la necesidad de cuidar el proceso electoral y asegurar el triunfo de las “opciones democráticas”, una frase que en clave política podría significar una coalición conservadora sin fracturas.
La periodista convertida en candidata ha sido crítica con sectores del uribismo, pero su acercamiento con Uribe sugiere una posible tregua o al menos una coincidencia estratégica frente al panorama electoral. ¿Está Vicky buscando respaldo institucional o simplemente marcando territorio en el debate de las derechas?.
Mientras tanto, figuras como Abelardo observan con cautela. La derecha se reconfigura, y lo que parecía una disputa de egos podría convertirse en una alianza incómoda pero funcional. El país, expectante, sigue el juego de ajedrez político que se mueve entre entrevistas, reuniones y silencios calculados.