En la Urbanización VillaElena, ubicada en la carrera 43A con calles 39 y 40, al oriente de Montería, los residentes han alzado su voz de protesta ante una serie de situaciones que afectan la calidad de vida en el sector. El detonante más reciente fue el entierro de un perro en plena zona pública del parque, hecho que fue presenciado por varios vecinos y registrado en una fotografía tomada por un habitante del sector.
Según los testimonios, dos personas presuntamente provenientes de la urbanización vecina Santa Elena 4 enterraron al animal en un lote que, según los compromisos urbanísticos, debía ser un parque recreativo. Sin embargo, los residentes denuncian que dicho parque nunca fue construido y que el terreno permanece enmontado, convertido en un botadero de basura a cielo abierto, sin ningún tipo de adecuación para el uso comunitario.
A esta problemática se suma el funcionamiento de la discoteca Nirvana, también ubicada en el sector. Los vecinos aseguran que el establecimiento genera constantes molestias por el alto volumen de la música, riñas entre personas en estado de embriaguez y el uso de “pickup” que superan los niveles permitidos, afectando el descanso de las familias. La comunidad señala que la discoteca fue incluida en el proyecto urbanístico en una etapa final, a pesar de que el sector fue vendido como residencial.
Los habitantes hacen un llamado urgente a la Secretaría de Gobierno Municipal, a la Policía Comunitaria y a la Policía Ambiental para que intervengan y se garantice el cumplimiento de los compromisos urbanísticos por parte de la constructora presuntamente de propiedad de la familia Olmos, así como el uso adecuado de los espacios públicos. También solicitan que se regule el funcionamiento de establecimientos nocturnos que alteran la tranquilidad del vecindario.
“Estos espacios deberían ser para el disfrute de los niños y las familias, no para enterrar animales ni para soportar escándalos cada fin de semana”, expresó uno de los residentes. La comunidad insiste en que los animales merecen una muerte digna en lugares adecuados, y que el abandono institucional no puede seguir normalizándose.
