En el sector de La Paulina, la violencia volvió a golpear a los transportadores. Una tractomula fue atacada con ráfagas de fusil en el mismo punto donde anoche fue incinerado un bus de la empresa Brasilia. Los hechos se suman a la cadena de atentados que mantienen en zozobra a quienes transitan por la carretera que comunica a Medellín con la Costa Caribe, una de las más concurridas en esta temporada navideña.
El paro armado decretado por el ELN ha dejado víctimas, pérdidas materiales y un ambiente de miedo que paraliza la movilidad en la región. Transportadores denuncian que no existen garantías de seguridad y que cada viaje se ha convertido en una ruleta rusa frente a los ataques de los grupos armados.
Las imágenes de vehículos ardiendo en plena vía y los testimonios de conductores atrapados en medio del fuego cruzado reflejan la magnitud de la crisis. La quema de buses y camiones no solo golpea la economía, sino que también afecta directamente a las familias que dependen del transporte para sobrevivir.
Mientras tanto, el Gobierno enfrenta críticas por su aparente inacción. Habitantes y transportadores aseguran que las autoridades permanecen “con las manos cruzadas”, dejando que el pueblo sufra las consecuencias de un conflicto que, lejos de disminuir, se intensifica en las carreteras del país.
