Con la llegada de diciembre, las calles y centros comerciales se llenan de luces, música y celebraciones, pero también de riesgos. La temporada navideña, marcada por el aumento de compras y aglomeraciones, se convierte en el escenario perfecto para que los llamados “dueños de lo ajeno” estén atentos a cualquier descuido. En medio del ambiente festivo, los delincuentes aprovechan la emoción y la distracción de los ciudadanos para cometer robos y hurtos.
Las autoridades insisten en que la prevención es clave: cuidar bolsos, celulares y pertenencias personales, evitar portar grandes sumas de dinero y estar atentos en espacios concurridos. El llamado popular de “no dar papaya” cobra más vigencia que nunca en estas fechas, donde un segundo de descuido puede convertirse en oportunidad para los bandidos que, como se dice coloquialmente, están “a cuatro ojos”.
La invitación es clara: disfrutar de la Navidad con responsabilidad y precaución. Proteger nuestras cosas es también proteger nuestra tranquilidad y la de nuestras familias. En un mes donde la alegría se mezcla con la tradición, la seguridad debe ser prioridad para que las fiestas se vivan sin sobresaltos y el espíritu navideño no se vea empañado por la delincuencia.
