A nueve años del plebiscito donde el “No” se impuso sobre el Acuerdo de Paz con las Farc, un nuevo movimiento ciudadano busca revivir el debate. Este octubre, la Registraduría Nacional dio luz verde para iniciar la recolección de firmas que respalden un referendo con el objetivo de tumbar lo pactado en La Habana. En apenas diez días, los promotores aseguran haber reunido más de 100 mil apoyos, lo que ha encendido las alarmas en sectores políticos y sociales que defienden el proceso de paz.
La iniciativa, liderada por Josías Fiesco, activista del Centro Democrático, plantea eliminar las curules otorgadas a exjefes guerrilleros y revocar beneficios que, según él, “representan una burla para las víctimas”. El movimiento ha ganado fuerza en espacios cotidianos como panaderías, taxis y tiendas de barrio, donde la indignación parece estar calando hondo. “La gente está cansada de ver cómo se premia a quienes causaron tanto dolor”, afirmó Fiesco, convencido de que alcanzarán el millón de firmas antes de diciembre.
El referendo, si logra avanzar, podría reabrir una herida que aún divide al país. Para unos, se trata de corregir lo que consideran un error histórico; para otros, es un retroceso que pone en riesgo los avances logrados en materia de reconciliación.