En menos de dos días, el presidente Gustavo Petro lanzó dos advertencias que encendieron el debate en el país. El viernes 12 de septiembre, en un discurso desde la Casa de Nariño, aseguró que mantener el actual sistema de EPS llevaría a Colombia a la “quiebra de la Nación” y a un “fracaso total”. En su intervención, vinculó a ciertos sectores políticos con el colapso financiero del sistema de salud, recalcando que no destinará recursos para rescatar a las entidades, sino que su prioridad será “salvar la vida de la gente”.
Dos días después, el domingo 14 de septiembre, el mandatario volvió a agitar las aguas, esta vez a través de su cuenta en X. Allí afirmó que insistir en petróleo y carbón sería un “suicidio económico” para el país y un “suicidio colectivo mundial” frente a la crisis climática. Además, planteó que Ecopetrol debería vender su campo en Texas y apostar esos recursos en energías limpias dentro de Colombia, defendiendo que esa transición ya estaría generando más empleo en la agricultura y la industria.
Las declaraciones llegan en un momento cuando Petro entra en la recta final de su gobierno, que terminará en agosto de 2026. Al mismo tiempo, el presidente ha insistido en que su proyecto político busca “reelegirse” en cabeza de un sucesor que dé continuidad a sus banderas de cambio. Sus palabras, tanto sobre salud como sobre la transición energética, muestran el tono más radical y desafiante con el que el jefe de Estado está encarando el último tramo de su mandato.