El país amaneció con un anuncio que sacudió la tranquilidad de millones de colombianos. El ELN confirmó que desde el 14 de diciembre a las 6:00 a.m. iniciará un paro armado de 72 horas en todo el territorio nacional, una medida que se extenderá hasta el 17 de diciembre de 2025. El comunicado del grupo ilegal advierte a la población sobre restricciones en carreteras y ríos, generando temor en quienes dependen de la movilidad para sus actividades cotidianas.
La tensión se disparó luego de las recientes declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien aseguró que el mandatario colombiano, Gustavo Petro, sería el “siguiente” en la lista después de Nicolás Maduro. El ELN interpretó estas palabras como una amenaza intervencionista y respondió con la advertencia de paralizar al país, dejando a los ciudadanos como los principales afectados en medio de un pulso político internacional.
Este nuevo capítulo refleja cómo las tensiones externas terminan golpeando directamente a la población. Mientras el gobierno colombiano busca mantener la calma y garantizar seguridad, la incertidumbre crece en las regiones más vulnerables. El trasfondo de este paro armado no solo expone la fragilidad institucional frente a presiones extranjeras, sino también la manera en que los discursos de poder se convierten en combustible para la violencia interna.
