El pasado jueves 6 de noviembre, dos bombarderos B-52 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos fueron detectados volando en paralelo a la costa norte de Venezuela, según registros del portal especializado Flightradar24. El sobrevuelo, que incluyó una maniobra en forma de óvalo cerca de Caracas antes de regresar al mar, se suma a una serie de movimientos militares que Washington ha desplegado en las últimas semanas como parte de su ofensiva contra presuntos narcotraficantes en la región.
La operación forma parte de una campaña que ya ha dejado al menos 67 muertos en 17 ataques, según fuentes oficiales. Además de los vuelos, EE. UU. ha movilizado el portaaviones USS Gerald R. Ford hacia América Latina, desplegado cazas F-35 en Puerto Rico y mantiene seis buques en el Caribe. Todo esto bajo el argumento de combatir redes ilegales, especialmente el llamado Cartel de los Soles, señalado por tener operaciones en territorio venezolano.
Desde que Donald Trump asumió la presidencia en enero, ha reforzado su estrategia de seguridad nacional con acciones directas en el sur del continente. El despliegue aéreo y naval ha sido interpretado por analistas como una demostración de fuerza que eleva la tensión diplomática con el gobierno de Nicolás Maduro.