Nueva York ha dado un giro inesperado al elegir como alcalde a Zohran Mamdani, un joven socialista de 34 años, musulmán y de origen ugandés, cuya victoria ha sacudido el tablero político nacional. Mamdani, hasta hace poco un asambleísta estatal poco conocido, logró lo impensable: vencer al exgobernador Andrew Cuomo, respaldado por el presidente Donald Trump, y convertirse en el primer alcalde musulmán de la ciudad más emblemática de Estados Unidos.
Su ascenso meteórico se cimentó en una campaña multilingüe, con mensajes en urdu, español y referencias a Bollywood, que conectaron con las comunidades inmigrantes y progresistas. Con un ejército de voluntarios y una narrativa de justicia social, Mamdani se presentó como “el candidato del pueblo”, defendiendo causas como el derecho palestino, la equidad religiosa y la lucha contra los desahucios. Su postura crítica hacia Israel y su proyecto para eliminar beneficios fiscales a organizaciones vinculadas a asentamientos ilegales generaron tensiones con el aparato demócrata y encendieron alertas en Washington.
La elección de Mamdani no solo marca un hito identitario, sino que también plantea interrogantes sobre el rumbo ideológico de la ciudad. Trump lo calificó de “comunista” y amenazó con recortar fondos federales, mientras sectores conservadores advierten sobre el impacto de su agenda radical en una metrópoli con más de 300.000 empleados públicos y un presupuesto de 115 mil millones de dólares. Mamdani, por su parte, ha denunciado amenazas islamófobas y promete aumentar la financiación para combatir los delitos de odio.