Miles de colombianos le recordaron al presidente Gustavo Petro que mientras hablaba de buses, generales y valientes que “darían la cara por Palestina”, nada de eso se materializó. Gaza se quedó esperando y los colombianos también.
La promesa de enviar ayuda, de liderar una causa internacional, y de mostrar solidaridad con el pueblo palestino se desvaneció entre discursos y silencios. Ni el bus salió, ni el general apareció, ni los valientes se reportaron. Lo que sí se hizo presente fue el reclamo ciudadano, que le recordó al mandatario que aquí, en su propia tierra, hay violencia, hambre y desempleo que no dan tregua.
“Mucho Twitter, poca acción”, se lee en los comentarios que se multiplican como arroz en redes. La gente exige que el presidente deje de mirar al Medio Oriente y se enfoque en los barrios olvidados, en los hospitales sin insumos, en los jóvenes sin oportunidades.
Mientras Gaza sigue en guerra, Colombia sigue en crisis. Y el pueblo, que no olvida, le está pasando la cuenta. Porque el discurso internacional puede sonar bonito, pero el hambre en casa no se tapa con palabras.