En medio de las crecientes tensiones con Washington, Nicolás Maduro volvió a plantarse frente a las presiones del gobierno de Donald Trump. Según reveló el Wall Street Journal, Estados Unidos estaría buscando que el líder chavista renuncie y abandone Venezuela de manera pacífica, aunque fuentes cercanas al régimen aseguran que esa opción no está en sus planes. Para Maduro y sus aliados, las amenazas militares no son creíbles y solo una invasión directa podría sacarlo del poder.
El propio Trump ha reiterado que no contempla una guerra abierta contra Venezuela, pero sí insiste en que Maduro debe salir “por las buenas o por las malas”. Mientras tanto, analistas internacionales advierten que una intervención militar parece improbable, y que el mandatario venezolano se aferra al cargo como forma de protegerse de procesos judiciales y de la millonaria recompensa que pesa en su contra. En un acto público en Caracas, Maduro fue enfático: “Hagan lo que hagan, no podrán derrotar a Venezuela”.
El escenario se complica con las acusaciones de narcotráfico contra altos mandos militares y la presencia de agentes de contrainteligencia extranjeros dentro del ejército venezolano. A la par, la oposición liderada por María Corina Machado promete una renovación institucional y justicia para quienes considera responsables de crímenes y corrupción.
