El presidente Donald Trump confirmó que las Fuerzas Armadas de EE. UU. han destruido tres embarcaciones venezolanas en dos semanas, en operaciones que dejaron un saldo de 14 muertos.
El último ataque, ordenado personalmente por Trump, quedó grabado en video: una lancha permanece inmóvil en alta mar mientras traficantes lanzan paquetes de drogas al mar, segundos después es interceptada por un proyectil que la redice a pedazos. El mandatario asegura que los tripulantes eran “narcoterroristas venezolanos” que llevaban cocaína y fentanilo hacia Estados Unidos.
“Si siguen enviando drogas que matan estadounidenses, ¡los cazaremos!”, advirtió Trump, dejando claro que estas operaciones podrían expandirse incluso a territorio venezolano.
Pero el anuncio ha desatado una tormenta política: senadores de ambos partidos acusan a Trump de actuar sin autorización del Congreso y de poner en riesgo una guerra abierta con Venezuela. Grupos de derechos humanos hablan incluso de “ejecuciones extrajudiciales”.
El gobierno de Nicolás Maduro, que aún no se pronuncia sobre este nuevo ataque, insiste en que Washington usa el combate al narcotráfico como excusa para intentar derrocarlo.