En un discurso explosivo, Donald Trump aseguró frente a la Asamblea General de la ONU que su gestión detuvo siete guerras en apenas siete meses, lo que, a su juicio, le haría merecedor del premio Nobel de la Paz. Sin embargo, no titubeó en criticar duramente a la Organización de las Naciones Unidas, calificando su carta como «letra muerta» y denunciando que no recibió ni una sola llamada de felicitación o apoyo tras sus acciones, además de describir a la ONU como un organismo atrapado en ideas «políticamente correctas» que no contribuyen a la paz mundial.
En medio de fuertes reproches, Trump también criticó a Europa por financiar indirectamente la guerra entre Rusia y Ucrania al comprar petróleo ruso, y defendió con orgullo la eliminación casi total de los líderes iraníes responsables, tras destruir su capacidad nuclear. A pesar de sus afirmaciones militares, el expresidente lamentó no haber logrado terminar el conflicto entre Rusia y Ucrania, a pesar de sus supuestas buenas relaciones con Vladimir Putin.
El cierre del polémico discurso no fue menos extraño: su teleprompter falló y la escalera mecánica que lo llevaba a la sala de la Asamblea se detuvo bruscamente, poniendo en riesgo su integridad y la de su esposa. Esta escena casi cómica contrastó con sus palabras grandilocuentes y dejó en evidencia, para muchos, la desconexión de Trump con la realidad diplomática que él mismo denunció.