Un vendaval judicial estaría por estallar desde Estados Unidos y el nombre que encabeza la tormenta sería nada menos que el de Armando Benedetti. Una fuente asociada a la DEA reveló que se evalúan órdenes de captura contra él y varios aliados, entre ellos un exfuncionario y presuntos miembros activos de entidades oficiales.
Las sospechas apuntan a operaciones movidas desde Barranquilla, donde ciertos actores habrían intentado reacomodar fichas dentro de la Policía para sacar del camino a quienes estorbaban sus intereses. Testigos clave, algunos incluso con vínculos cercanos al Gobierno, habrían entregado material en territorio norteamericano para aclarar cómo funcionaba la presión interna y quiénes ordenaban mover las piezas.
El caso toma más temperatura tras el polémico allanamiento dirigido por la magistrada Cristina Lombana, quien explicó que la operación se ejecutó con estricta confidencialidad y sin advertir a los equipos policiales involucrados. Ese episodio, que tensó la relación entre magistrados y Gobierno, hoy parece encajar en un tablero mucho más amplio de maniobras, silencios y estrategias ocultas.
