El sueño de Colombia en el Mundial Femenino Sub-17 terminó en una noche para el olvido. La Selección fue arrollada por Japón con un contundente 4-0 que la dejó fuera del torneo en los octavos de final. La derrota cayó como un balde de agua fría para un equipo que había ilusionado a todo un país con su garra y talento.
Desde el primer minuto, las japonesas impusieron su juego y no dejaron espacio para la reacción. Con una precisión quirúrgica, marcaron los goles que sellaron la eliminación de la Tricolor, mientras las lágrimas aparecían en el rostro de varias jugadoras colombianas.
A pesar del marcador, el proceso de Carlos Paniagua deja una sensación de esperanza. Las jóvenes promesas demostraron que el fútbol femenino colombiano sigue creciendo y que lo ocurrido en Marruecos no es un final, sino el inicio de una generación con hambre de revancha. El talento está, solo falta tiempo y apoyo.
Ahora, la Selección Sub-17 regresará al país con la cabeza en alto, sabiendo que estuvo entre las 16 mejores del mundo.