Un taxista, que hasta hace poco había trabajado como conductor de una funeraria, vivió un momento insólito en su primer día como taxista: una de las pasajeras le tocó el hombro para preguntarle cuánto faltaba para llegar, y él, sobresaltado, gritó como si hubiera visto un fantasma. “¡Pensé que iba solo!”, exclamó, con el corazón acelerado y la cara pálida.
El susto fue doble, tanto de las pasajeras como el del conductor, quien explicó que durante diez años manejó vehículos fúnebres sin compañía viva, y que su cuerpo aún no se acostumbraba a tener gente detrás. “Uno se programa para el silencio, para el respeto… y de repente alguien te toca y sientes que te están llamando desde el más allá”, dijo entre bromas, ya más relajado.
El episodio se volvió viral en redes luego de que una de las pasajeras compartiera la historia en un grupo local. “Nos asustamos más por el grito que por el toque”, escribió. El conductor, que pidió no revelar su nombre, agradeció el gesto y prometió instalar un espejo retrovisor más grande. “Para no olvidar que ahora llevo vivos”, concluyó con humor.