Un tribunal de Quebec marcó un precedente en Canadá al autorizar, por primera vez, que tres hombres, Eric LeBlanc, Jonathan Bedard y Justin Maheu, adoptaran legalmente a una niña de tres años. La decisión, emitida en abril de 2025 por la Corte Superior, se sustentó en el principio de “familias multiparentales”, lo que abre la puerta a que más de dos adultos puedan ser reconocidos como padres de un menor.
La menor había convivido durante dos años con el trío en su hogar antes de que se formalizara la adopción. Aunque la provincia de Quebec apeló la sentencia, el tribunal consideró que restringir la afiliación legal de los niños a uno o dos padres era inconstitucional y ordenó modificar el código civil en un plazo de un año. Con este fallo, la justicia canadiense reconoce nuevas configuraciones familiares y plantea un cambio radical frente al modelo tradicional de padre y madre.
Las reacciones no se hicieron esperar: juristas y psicólogos advierten que la pluripaternidad podría diluir responsabilidades y generar confusión en la crianza, mientras otros sectores celebran el avance como un paso hacia la inclusión y el reconocimiento de realidades sociales diversas. El caso, más allá de lo jurídico, pone sobre la mesa un debate que toca fibras sensibles: ¿hasta dónde puede transformarse la idea de familia sin afectar el bienestar de los niños?