En un colegio de Chonburi, Tailandia, la celebración del Día de la Madre dejó una escena que conmovió a todo el país. Un padre soltero decidió ponerse un vestido sencillo y una peluca para acompañar a su hija en la ceremonia, donde los niños se arrodillaban ante sus madres en señal de respeto y gratitud. Su gesto buscaba que la pequeña no se sintiera diferente ni excluida frente a sus compañeros.
El protagonista de esta historia es un hombre que, desde hace años, cría solo a su hija y que entendió que ese día no podía faltar. Su decisión no fue un acto de burla ni espectáculo, sino una muestra de amor y compromiso. Con humildad, asumió el doble rol de padre y madre, demostrando que la familia se construye con afecto y presencia, más allá de etiquetas o tradiciones.
La imagen rápidamente se volvió viral en redes sociales y abrió un debate sobre lo que significa ser padre en tiempos actuales. Para muchos, este episodio es un recordatorio de que el amor incondicional rompe cualquier molde y que los hijos necesitan sentirse acompañados, sin importar quién ocupe el lugar en la ceremonia.
