El presidente Nayib Bukele anunció que el sistema educativo salvadoreño ha sido completamente depurado de lo que él denomina “ideología de género”. Según el mandatario, ya no habrá programas, libros ni contenidos que, a su juicio, contradigan los valores tradicionales del país.
La medida ha generado reacciones opuestas. Para un sector de padres de familia, representa una victoria cultural. “Por fin alguien defiende la inocencia de los niños”, celebran en redes sociales, mientras destacan que los estudiantes podrán concentrarse en materias como matemáticas, historia y ciencias.
Sin embargo, organizaciones educativas y colectivos de derechos humanos denuncian que se trata de un acto de censura que elimina espacios de inclusión y deja a ciertos grupos sin representación en las aulas. “No es educación, es control”, aseguraron voceros de asociaciones docentes, advirtiendo que el impacto podría profundizar la exclusión de estudiantes que no se identifican con los modelos tradicionales de familia.
El presidente, firme en su postura, afirmó: “El Salvador es tierra de Dios, y aquí no vamos a enseñar lo que lo contradiga”. Su mensaje fue acompañado por una puesta en escena simbólica en la que ondeó la bandera de la familia, gesto que sus seguidores interpretan como una defensa de la fe y la cultura nacional.