Las esmeraldas más finas del mundo, robadas en París eran colombianas

El mundo del arte y la historia está en shock tras el audaz robo de nueve joyas imperiales en el Museo del Louvre, entre ellas un collar adornado con 32 esmeraldas colombianas de altísima calidad. La pieza, obsequiada por Napoleón Bonaparte a su esposa María Luisa de Austria en 1810, fue sustraída en un operativo que duró apenas ocho minutos y que ha sido calificado como uno de los atracos más sofisticados de los últimos años.

La joya, parte del Tesoro Imperial francés, contenía gemas extraídas de las minas de Muzo, Boyacá, reconocidas mundialmente por su pureza y color. La Federación Colombiana de Esmeraldas lamentó profundamente el robo, calificándolo como una pérdida irreparable para el patrimonio cultural de la humanidad. El collar formaba parte de un conjunto que incluía pendientes y diadema, todos diseñados por el orfebre François-Régnault Nitot.

El robo ocurrió en plena mañana, cuando los ladrones utilizaron un montacargas para acceder a la Galería Apolo del museo. Equipados con herramientas de corte, lograron ingresar por una ventana y sustraer las piezas sin activar alarmas. Mientras continúa la búsqueda de los responsables, expertos en arte advierten que el valor histórico de las piezas robadas supera con creces su precio en el mercado. El collar con esmeraldas colombianas no solo representa una obra maestra de la joyería imperial, sino también un símbolo de la conexión.