En el partido entre Junior y Nacional, que terminó con victoria 2-1 para el equipo barranquillero, una protagonista inesperada se robó todas las miradas: Luz Ángela, porrista oficial del Junior. Durante los entretiempos, su carisma y energía al bailar champeta encendieron el estadio, transmitiendo alegría y motivación tanto a los jugadores como a los hinchas que no dejaban de alentar cada segundo.
La joven barranquillera, junto a sus compañeras, desplegó una puesta en escena vibrante que se convirtió en el centro de atención. Su sonrisa, su aura positiva y la fuerza de sus movimientos hicieron que la champeta se transformara en un símbolo de identidad y pasión, reflejando el espíritu caribeño que caracteriza al Junior y a su afición.
El ambiente en el estadio fue una fiesta total: las luces, los cánticos y la energía de Luz Ángela se mezclaron con la emoción de la victoria, reforzando la conexión entre el equipo y su hinchada. Más allá del resultado deportivo, la presentación de la porrista dejó claro que el Junior no solo gana en la cancha, sino también en el corazón de su gente, gracias a la motivación que surge desde las gradas.
