En tiempos donde muchos jóvenes se sienten distantes de la religión, un sacerdote portugués ha encontrado una vía inesperada para acercarlos a la espiritualidad: la música electrónica. El padre Guilherme, párroco de la archidiócesis de Braga y capellán militar con rango de teniente coronel, mezcla techno melódico con mensajes de fe, inclusión y esperanza, en sesiones que han dado la vuelta al mundo.
Natural de Guimarães y ordenado en 1999, el padre Guilherme lleva la música en la sangre desde sus años de seminario. Durante la pandemia, comenzó a transmitir en vivo sesiones de DJ desde su parroquia, combinando sonidos electrónicos con elementos de música sacra y folk. Su propuesta, lejos de ser anecdótica, ha captado la atención de medios como Reuters, Forbes y Clubbing TV, convirtiéndolo en un fenómeno cultural y espiritual.
En sus presentaciones, el sacerdote no solo mezcla beats, sino también valores: “En la pista de baile se promueven la inclusión, la tolerancia y el respeto. Allí bailan juntos creyentes y no creyentes, personas de todas las culturas. La música une a la humanidad en su hermosa diversidad”, afirma. Para él, el techno es un lenguaje universal que puede abrir caminos hacia la fe sin imponerla, sino compartiéndola.
Su propuesta plantea una pregunta urgente para las iglesias del siglo XXI: ¿puede la espiritualidad encontrar nuevos canales en los lenguajes culturales de las juventudes? El padre Guilherme no solo cree que sí, sino que lo demuestra cada vez que enciende su consola y transforma el altar en una pista de encuentro, no solo con la música, sino con algo más profundo.
