En este día de Navidad, muchos niños sueñan con que el Papa Noel les traiga el regalo que tanto desean: una bicicleta, muñecas, balones, chocolatinas y otros juguetes. Sin embargo, hay pequeños que solo esperan el regreso de mamá, ese abrazo que han anhelado por tanto tiempo, un abrazo lleno de amor, seguridad y refugio, como solo una madre sabe dar.
No importa el tiempo, no importa el lugar ni los lujos. Estar juntos en estas fechas tan especiales es, sin duda, el mejor regalo que el Niño Dios puede ofrecer a cientos de familias que aguardan el regreso de sus seres queridos desde otros países, ciudades o pueblos. La Navidad se convierte entonces en un puente de esperanza, donde la distancia se acorta con la ilusión del reencuentro.
Que en este día no tengas que conformarte con desear una feliz Navidad por una videollamada o un mensaje. Que tus seres queridos lleguen a casa con los brazos abiertos, para estar felices, completos y disfrutar en familia con paz y el amor que esta época nos recuerda. Porque más allá de los regalos materiales, la verdadera magia está en la unión, en los abrazos que sanan cualquier distancia y en la certeza de que juntos todo es más llevadero.
La Navidad también es recordar a quienes ya no están, valorar a quienes nos acompañan y renovar la esperanza de que el próximo año nos encuentre unidos, con más fuerza y más amor.
