Aleibiri es un pequeño poblado del estado de Bayelsa en Nigeria y fue escenario de una despedida que conmovió a toda la comunidad. El profeta Jeremías despidió a su madre, Mama Asetu, quien falleció a los 104 años, en una ceremonia cargada de simbolismo y emoción. La sala se llenó de familiares, seguidores y vecinos que quisieron rendir homenaje a la mujer que marcó la vida del líder religioso.
Uno de los detalles más comentados fue el ataúd de oro en el que reposaron los restos de Mama Asetu, valorado en más de 100 mil dólares. Con este gesto, Jeremías buscó honrar la memoria y el legado de su madre, mostrando que su influencia y fortaleza siguen brillando incluso después de su partida. El lujo del féretro generó conversación en redes sociales y medios locales, convirtiéndose en el punto más llamativo del sepelio.
La despedida no solo fue un acto religioso, sino también un reflejo del respeto y la gratitud hacia una mujer que vivió más de un siglo y dejó huella en su familia y comunidad. El sepelio de Mama Asetu se convirtió en un momento de unión, donde la gente recordó que la verdadera riqueza está en la vida compartida y en el legado que se deja a quienes siguen adelante.
