Una nueva polémica sacude al exalcalde de Medellín, Daniel Quintero, luego de que su esposa, Diana Osorio, publicara un video en redes sociales donde aparece interrogando a su hija menor sobre las acusaciones de corrupción que pesan sobre su padre. En el clip, la madre le pregunta a la niña si tienen un “carro rojo”, en aparente referencia al Ferrari en el que fue visto el hermano de Quintero, actualmente investigado por presunto enriquecimiento ilícito.
La escena, que mezcla ternura con estrategia política, incluye otras preguntas como si poseen “muchos caballos”, “varias casas” o un “apartamento en Miami”, todas alusiones directas a los señalamientos que vinculan a Quintero con un estilo de vida lujoso y desproporcionado. El video ha generado una ola de indignación en redes sociales, donde cientos de usuarios acusan a la pareja de instrumentalizar a su hija para limpiar su imagen pública.
Daniel Quintero, quien aspiraba a la Presidencia pero quedó fuera de la contienda tras una serie de controversias y decisiones judiciales, enfrenta múltiples procesos por presunta corrupción durante su gestión. Para muchos, el uso de una menor en una narrativa de defensa mediática no solo es cuestionable, sino profundamente irresponsable.
Aunque el video fue presentado como un ejercicio de “transparencia familiar”, el efecto ha sido el contrario: ha encendido el debate sobre los límites éticos en la comunicación política y el uso de menores en estrategias de victimización. En medio de un escándalo judicial, lo último que se esperaba era ver a una niña respondiendo por los actos de los adultos que deberían protegerla.
