La controversia volvió a sacudir al país luego de que desde Suecia se publicaran nuevas descripciones sobre el supuesto estilo de vida millonario de Verónica Alcocer en Estocolmo. Champaña, clubes exclusivos y cenas en sitios de élite fueron suficientes para desatar una ola de cuestionamientos que rápidamente llegaron hasta el presidente Gustavo Petro, quien no tardó en reaccionar.
El mandatario defendió públicamente a la madre de sus hijas y desestimó los reportes internacionales, asegurando que son solo especulaciones con intenciones políticas. “Envidia”, “calumnias” y “daño personal” fueron palabras que usó para describir lo que, según afirma, no es más que un intento por debilitar su imagen. Insistió además en que Alcocer no depende del Estado para financiar su vida en Europa, afirmando que quienes lo critican “no entienden lo que es vivir sin dinero público”.
La polémica se encendió aún más tras conocerse detalles sobre las fiestas privadas, los círculos de empresarios influyentes y los clubes reservados a los que supuestamente accede Alcocer en Estocolmo. Esto ocurre mientras sigue vigente su inclusión en la Lista Clinton, hecho que ya había tensado las relaciones entre Colombia y Estados Unidos y dejado al Gobierno en un terreno político especialmente frágil.
En territorio colombiano, el tema revivió el debate sobre transparencia, austeridad y los gastos que históricamente han rodeado la figura de la primera dama. Mientras opositores señalan incoherencias entre los lujos descritos y el discurso oficial, el presidente insiste en que hay una campaña para destruir su vida personal.
