La firma encuestadora Invamer reveló en la noche del 30 de noviembre de 2025 su primera medición de intención de voto bajo la nueva ley de encuestas, a seis meses de la primera vuelta presidencial prevista para el 31 de mayo de 2026. El resultado mostró un panorama que sacudió el tablero político: el senador Iván Cepeda, ganador de la consulta del Pacto Histórico, se disparó con un 31,9% de la preferencia, consolidando el proyecto progresista como la fuerza más fuerte en la carrera por la sucesión de Gustavo Petro.
Detrás de Cepeda, aunque a una distancia considerable, aparece el abogado Abelardo De La Espriella con un 18,2%, seguido por el exgobernador de Antioquia Sergio Fajardo, quien apenas alcanza un 8,5%. Más relegados figuran Miguel Uribe Londoño (4,2%), Claudia López (4,1%) y Vicky Dávila (3,7%), mientras que otros nombres tradicionales como Germán Vargas Lleras, Juan Manuel Galán o Enrique Peñalosa no superan el 2% de favorabilidad.
El estudio, realizado con 3.800 formularios, refleja que los ocho primeros aspirantes concentran el 75% de la intención de voto, mientras que 22 de los 30 candidatos medidos no alcanzan siquiera el 2%. Este dato evidencia la fuerte atomización de las candidaturas y la dificultad de muchos aspirantes para marcar diferencia en un escenario cada vez más polarizado.
Aunque la encuesta ofrece una radiografía clara del momento político, la pregunta inevitable es si estos resultados se mantendrán en los próximos meses o si se trata de una fotografía pasajera. En un país donde las encuestas suelen ser cuestionadas y donde la opinión pública cambia con rapidez, la duda persiste.
