Estados Unidos sancionó al presidente Gustavo Petro, su esposa Verónica Alcocer, su hijo Nicolás Petro y el ministro Armando Benedetti, incluyéndolos en la temida Lista Clinton. La medida implica el congelamiento de activos y restricciones financieras por presuntos vínculos con el narcotráfico.
Nicolás Petro reaccionó con indignación, asegurando que fue señalado “solo por ser hijo del presidente”. El joven político enfrenta procesos judiciales en Colombia por lavado de activos, pero niega cualquier relación con el tráfico de drogas. Su defensa se centra en lo que llama una persecución política sin fundamentos.
Desde Washington, el secretario del Tesoro acusó al gobierno colombiano de permitir el auge de los carteles y el aumento récord en la producción de cocaína. Según el comunicado oficial, esta situación representa una amenaza directa para Estados Unidos, lo que motivó las sanciones bajo la Orden Ejecutiva 14059.
Petro, por su parte, calificó la decisión como una paradoja, recordando su lucha histórica contra el narcotráfico. Aseguró que no dará marcha atrás y que su defensa estará en manos del abogado estadounidense Dany Kovalik. Mientras tanto, el país observa cómo el escándalo sacude los cimientos del poder colombiano.