La tensión mundial volvió a escalar luego de que un alto funcionario ruso insinuara que Moscú estaría dispuesto a entregar armamento a países cercanos a Estados Unidos, su “enemigo geopolítico número uno”. La declaración encendió alarmas globales y desató temores sobre una posible expansión del conflicto fuera de Europa.
Mientras tanto, Francia reveló que se está preparando para una posible guerra abierta contra Rusia antes del 2030. El nuevo jefe militar francés confirmó en el Parlamento que las fuerzas armadas ya trabajan bajo el escenario de un choque directo con Moscú y que Europa debe asumir que el riesgo ya no es teórico, sino “inevitable”.
El general aseguró que el ataque ruso no necesariamente sería una invasión masiva como en Ucrania, sino un “golpe de prueba”, con tácticas híbridas, ciberataques y maniobras militares rápidas diseñadas para medir la reacción de la OTAN. Para Francia y otros países europeos, Moscú ya no solo actúa: estudia y provoca.
En medio de esta advertencia, Europa acelera su carrera militar mientras admite que está en “el momento más peligroso desde la Segunda Guerra Mundial”. Pero el temor va más allá del continente: si Rusia realmente despliega armas cerca de EE. UU.