El presidente Gustavo Petro volvió a demostrar que todo le da igual al ordenar el restablecimiento de los vuelos entre Colombia y Venezuela, ignorando la advertencia de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos. La decisión fue interpretada como un golpe directo contra la política de bloqueo económico y la influencia de Washington en la región.
La medida llega después de que varias aerolíneas internacionales suspendieran sus operaciones hacia Caracas, tras el comunicado de la FAA que alegaba riesgos de seguridad por el deterioro interno y la creciente actividad militar en territorio venezolano. Para Petro, esas alertas no son técnicas, sino políticas, y representan una intromisión en la soberanía de los países.
En su mensaje público, el mandatario colombiano fue tajante: “EE. UU. no tiene derecho de cerrar el espacio aéreo venezolano, lo puede hacer con sus aerolíneas, pero no con las del mundo”. Con esa frase, invitó a otras naciones a seguir el mismo camino y retomar los vuelos hacia el vecino país.
